Lo leí en el blog de Alberto Fuguet; lo releí en su columna de emol : se llama "Maletín Literario" y es la nueva -brillante- idea del gobierno.
Yo le llamaría Parche. Sí, de esos mismos que muchas municipalidades, a base de sacos de arena, pusieron en los "eventos" para no ganar el concurso... esto de "vivir con hoyos" se hace una costumbre, una naturalización de conductores y transeúntes. Pero volvamos al tema. La iniciativa consta de entregar a familias pobres una "maletín" o caja, con libros (...) Suena lindo al principio. Gente que nunca ha podido comprar uno, ahora abrirá su puerta y verá una caja con lomos y títulos "simpáticos" y autores que jamás en su vida han oído y otros que se "cachan" porque por ahí los escucharon... (García Marquez, Neruda, Mistral, Saint-Exupéry, Hemingway) pero me imagino sus rostros; algunos decepcionados porque ese "lomo" no es exactamente el de vaca y no sacia su "hambre biológico"; el "hambre de lectura" no existe en ellos.
Seamos realistas, muchas familias chilenas se desviven a diario por alimento, es su prioridad, y no hay tiempo para lecturas interactivas si es que se tiene el hambre en el alma. Y las casas... ¿dónde guardarán aquellos libros si se vive en una casa "chubi"? ¿acaso creen que los libros tendrán un espacio reservado en un estante? ¿en la pieza de lectura? ¡por favor! si aquellas paredes apenas resisten -si es que resisten- el paso del invierno y se hinchan con el sol del estío. Las condiciones están claras. No hay condiciones.
Y el cuento del IVA... el cuento del tío. Regalar libros parece una disculpa por el alto precio que éstos tienen. Pero recordemos que si hay más demanda, baja la oferta. Si los Chilenos estuvieran realmente interesados en leer, el libro no se vería martirizado por la piratería y las ferias de las pulgas que, en mi caso, me entregan la vía de escape ante una paga imposible de algo tan nomble como un libro. Entonces, si no es lo uno ni lo otro... ¿por qué obligar a las personas a aceptar un regalo que más los compromete que los hace sentir bien si sabemos que en sus prioridades la lectura es vista como un pasatiempo al que ellos no tienen derecho por el simple hecho de tener que llevar el pan a la casa como sea?, como si a la Presi le regaláramos una máquina para hacer ejercicios. Te la recibe por compromiso. Ni modo que la use; tiene otras "prioridades" la señora.
Concuerdo en un punto; la gran mayoría tal vez no los queme... pero -perdón por lo extremista- ¿quién te asegura que algunos no se verán tentados a venderlos?... aló!! ¡Ellos quieren comer! y todo lo que siginifique permutación por dinero, se irá directo a la feria y otro comprador en busca de lectura a precio módico -como yo- lo comprará. Es un círculo vicioso, que, como vemos, no termina con regalar libros en cajas.
Hay problemas estructurales grandes detrás. Hay liceos que jamás se han fiscalizados, hay profesores que no esnta ni ahí, hay delincuencia, hay drogas, hay pobreza. Si estas cosas se solucionan, se podría entender el maletín literario como un "regalo" del Estado, como esos presentes que algunas municipalidades les mandan a las familias de renombre del sector. Pero esto será sólo cuando todos tengamos las mismas oportunidades; cuando los analfabetos sepan leer y escribir, cuando la prioridad del día deje de ser al alimento, porque ya no existirán las familias pobres. Entonces, el camino de apertura a la lectura, tiene tantos o más "eventos" que las calles de Santiago. No se puede tapar el sol con un dedo.
Seamos realistas, muchas familias chilenas se desviven a diario por alimento, es su prioridad, y no hay tiempo para lecturas interactivas si es que se tiene el hambre en el alma. Y las casas... ¿dónde guardarán aquellos libros si se vive en una casa "chubi"? ¿acaso creen que los libros tendrán un espacio reservado en un estante? ¿en la pieza de lectura? ¡por favor! si aquellas paredes apenas resisten -si es que resisten- el paso del invierno y se hinchan con el sol del estío. Las condiciones están claras. No hay condiciones.
Y el cuento del IVA... el cuento del tío. Regalar libros parece una disculpa por el alto precio que éstos tienen. Pero recordemos que si hay más demanda, baja la oferta. Si los Chilenos estuvieran realmente interesados en leer, el libro no se vería martirizado por la piratería y las ferias de las pulgas que, en mi caso, me entregan la vía de escape ante una paga imposible de algo tan nomble como un libro. Entonces, si no es lo uno ni lo otro... ¿por qué obligar a las personas a aceptar un regalo que más los compromete que los hace sentir bien si sabemos que en sus prioridades la lectura es vista como un pasatiempo al que ellos no tienen derecho por el simple hecho de tener que llevar el pan a la casa como sea?, como si a la Presi le regaláramos una máquina para hacer ejercicios. Te la recibe por compromiso. Ni modo que la use; tiene otras "prioridades" la señora.
Concuerdo en un punto; la gran mayoría tal vez no los queme... pero -perdón por lo extremista- ¿quién te asegura que algunos no se verán tentados a venderlos?... aló!! ¡Ellos quieren comer! y todo lo que siginifique permutación por dinero, se irá directo a la feria y otro comprador en busca de lectura a precio módico -como yo- lo comprará. Es un círculo vicioso, que, como vemos, no termina con regalar libros en cajas.
Hay problemas estructurales grandes detrás. Hay liceos que jamás se han fiscalizados, hay profesores que no esnta ni ahí, hay delincuencia, hay drogas, hay pobreza. Si estas cosas se solucionan, se podría entender el maletín literario como un "regalo" del Estado, como esos presentes que algunas municipalidades les mandan a las familias de renombre del sector. Pero esto será sólo cuando todos tengamos las mismas oportunidades; cuando los analfabetos sepan leer y escribir, cuando la prioridad del día deje de ser al alimento, porque ya no existirán las familias pobres. Entonces, el camino de apertura a la lectura, tiene tantos o más "eventos" que las calles de Santiago. No se puede tapar el sol con un dedo.
Daniela TJ
1 Opinólogos:
De acuerdo en muchos puntos estimada. Primero esto no es ningúna experiencia innovadora puesto que ya se había implemnetado en Argentina y no se donde más. Está bien lo que planteas con respecto a la falta de hábito de lectura y que las prioridades son otras. Pero no por eso o por considerar cualquier clase de ayuda como simple caridad o asistencialismo no se hará poh. Es que creo que es mejor hacerlo que no hacerlo, aunque estoy absolutamente de acuerdo con respecto a los facilismos de las weás. O sea no existe un procedimiento de fondo que permita emotivamente inculcar el hábito de la lectura. Esa es una importante tarea que nos corresponde resolver...pero en este segundo no tengo ninguna idea oiga...Tarea pah la casa..
Muy bueno su análisis.
Cariños-.
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