domingo, julio 27, 2008

Zoo


Los días domingo hasta el cable tiene basura en la programación, así que puse CHV Noticias para dale un poco de acción a mi almuerzo solitario. En efecto, todo lo que pasa en un domingo es fome, hasta los ladrones se pegan una siesta después de una semana laboral agitada (...)

Me enteré que hoy se acaban las vacaciones de invierno (¿qué es eso?) y es inevitable pensar: "claro, para uds. y yo aquí esperando que sea 8 de agosto..." pero en fin, tras mi latera introducción, vengo a hablar del panorama que 159 mil santiaguinos eligieron durante estas dos semanas de vacaciones (?) de los cuales unos 2 mil destinaron el último día para : ir al Zoológico Metropolitano. CHAN!

Personalmente, nunca he ido al zoo de santiago, pero sí al de Quilpué. En realidad, cuando era chica me encantaba ir a sapear a los animales en cautiverio, me gustaba ver como el pavo real abría sus alas llenas de excremento para que los mirones le sacaran fotos a sus colores y todas esas manos. También estaba el oso polar jodido de calor que de todas las veces que fui, siempre estaba ocultándose del sol o metido en el agua. Para qué hablar de los pingüinos (animales oiga), y los monos poto rojo que me daban un pánico tremendo. Ahora que lo pienso, son lo más cercano al tipo de las piedras de la entrada anterior.

El punto no es criticar a los zoológicos porque eso da para otros debates y no tengo ganas no más. Pero sí quiero expresar mi opinión respecto al comportamiento animal de la gente. La periodista un tanto gritona le preguntaba al encargado qué onda con los ingresos y al viejito le brillaban los ojos: "el año pasado a la fecha (sonaba como Teletón), teníamos un público de 117 mil personas, ahora son 159 mil". Cuando le preguntó al señor cuidador, éste le dijo: "le vamos a pedir a la gente que no alimente a los animales porque tenemos veterinarios que le dan las comidas a las horas, y ya hemos tenido animales con problemas al estómago y diarrea, lo que significa que los tenemos que dejar en ayuna o llevarlos al hospital" (sí, dijo hospital).

Y ahí me dio rabia, porque no entiendo por qué la gente va al zoológico a darle maní hasta a la culebra exótica y en sus casas lo más seguro es que tienen un perro o gato muerto de hambre. Siempre han habido letreros gigantes que dicen: "no alimente a los animales" pero no, vamos tirándole lechugas y papas fritas lay's al elefante, guanaco y loro. Me imagino que los niveles de estrés de los pobres animales son peor que los habitantes de Santiago con tanto mono suelto viéndoles, onda cuando se hacerca un cabro chico a la reja, la jirafa mamá le dice al hijo: "mira, de eso nos salvamos" o de plano: "pégale un cuellazo no más, hijo" sí que sería chistoso.

Creo que el zoo debería restringir la cantidad que entra en este último día de vacaciones, sabiendo que los chilenos buenos para recoger lo que bota la ola, se aparecerán este día y no otro, donde además dejarán la huella de su paso materializada en toneladas de basura y papel confort en las jaulas, pasajes, bancas y en uno que otro basurero. Sí, definitivamente ver las imágenes me pareció deprimente, sucio, feo y maquiavélico. Pero es bueno que los animales se visiten entre sí.


sábado, julio 19, 2008

Violencia mañanera

No vengo a hablar de artículos periodísticos o noticias de contingencia. Sólo quiero constatar lesiones en mi blog. Sí, bien amarillista. Si fuera noticia el título sería "Civil iracundo apedrea bus interprovincial", pero probablemente muchos me refutarían la calidad del título porque no da ni para diario de derecha ni para El Observador. Así que no me jodan porque no tengo Informativo y no sé escribir leads, títulos ni bajadas.

(esa fue la intro explicativa con sentimiento de culpa y todo, pueden sicoanalisarla si quieren)

Vamos al grano. El día viernes me dirigía muy atrasada a clases, a eso de las 8:00 am iba pasando recién por las afueras de la empresa Coca-cola del camino internacional en el clásico bus interprovincial Sol del Pacífico (nótese que ya he hecho dos publicidades). En ese lugar, el bus se detuvo y mucha gente que trabaja en dicha empresa descendió. Ante esto, el autommóvil que iba atrás adelantó y topó levemente la parte delantera del bus. El chofer de la Sol reaccionó iracundo y sutilmente le gritó al conductor del auto: "Aprende a adelantar ctm!!", a lo que el aludido respondió bajándose de su vehículo y no encontró nada mejor que propinarle un rosario de insultos a su agresor verbal.

Así estuvieron diciendo todos los chilenismos existentes hasta que el hombre del auto, en un ataque de furia le lanzó una piedra al parabrisas del bus (suavecito el tipo). Las personas que estábamos en el interior nos comenzamos a alarmar porque la discución había pasado a bandalismo puro. Pero eso no fue todo: el mismo sujeto tomó otra piedra y la lanzó contra la puerta del bus, quebrándola por completo (imagínense el sonido constante de vidrios rotos volando por todos lados). Lo peor, es que yo iba justo detrás del chofer, y podía ver perfectamente como el hombre manos de seda seguía insultando al chofer mientras sostenía en su mano otra roca, decidido a lanzarla en cualquier momento.

Como inexperta en prevención de riesgos, sólo atiné a agacharme y cubrir mi cabeza con una carpeta. Tods guardábamos silencio por el shock de la situación. Luego el tipo lanza-peñascos se subió a su auto y el chofer del bus no encontró nada mejor que seguirlo hacia el interior de la Coca-cola (miedo, WTF?, estoy atrasada y tengo que llegar a clases) así que nos dieron un tour a gran velocidad por las instalaciones con una música ambiental bastante sobrecogedora: el reggeatón altisonante.

Ya me había dado por vencida en cuanto al tiempo de llegada a mi clase de las 8:15, cuando por fin al auxiliar se le ocurre acordarse que íban con pasajeros asustados y atrasados que no tenían tiempo para observar el show mañanero. Por lo que tras tomar la patente y avisar a todos los que veían caminando por ahí que "esto no se va a quedar así, vamos a volver para aclarar las cosas" en tono desafiante, nos fueron a "tirar" a la carretera, a las afueras de la Coke.

Los vidrios se seguían cayendo de la puerta y parabrisas, y nos tuvimos que bajar con cuidado, tratando de esquivarlos de la cabina del chofer. Los costados del bus estaban abollados, pero por suerte nos pudimos bajar sin sufrir percance alguno. Prendí un cigarro mientras esperábamos el otro bus que no tardó en llegar. 8:15 am. Aún tenía una mínima esperanza de llegar a clases por los 15 minutos de gracia, pero eso también era imposible realmente. Hice las llamadas pertinentes: la compañera salvadora que le avisaría al profesor y a mi madre, para que supiera que su hija estaba en esas situaciones que se ven en la tele y que si se hechaba el ramo por inasistencia, todo sería culpa del "hombre de las piedras".

En resumen, pude llegar a clases a eso de las 8:40, con una cara aún algo desencajada por haber sido testigo de todo y cuando digo todo (y en este sentido seré muy subjetiva) es el cúmulo de problemas sociales que desembocan en actos tan perturbantes para los que nos levantamos con la intención de tener un día tranquilo. Entiendo que la gente esté estresada, pero no justifico amedrentar a quienes no tienen la culpa de la desgracia colectiva en esos actos tan impulsivos. A las 8 am, la gente está lo suficientemente despierta y activa para tomar una piedra y lanzarla contra lo que se le apetezca.